La Dirección de Educación de la ONCE ha editado “Desafíos didácticos de la lectura braille”, de José Enrique Fernández del Campo, un pionero estudio riguroso y sistemático sobre el sistema braille, sus características y percepción y sobre la actividad motora que requiere. El autor lo afrontó desde dos premisas: la inferior velocidad lectora, en general, del lector braille en relación al de tinta, y las excepciones particulares a esta regla. La obra ofrece un modelo perceptivo corroborado por la práctica, una concepción alternativa de los procesos lectores en braille y una guía metodológica y otra didáctica de destreza lectora.
Crítica recogida de Perfiles (2002, enero) 172
Los estudios sobre la lectoescritura braille suelen abordarse desde una perspectiva “diferencial”, es decir, lo que en algún caso se ha señalado como peculiaridades del código braille, y que ha llevado a admitir sin grandes reparos dos datos contradictorios: la baja velocidad que, en general, parecen mostrar los lectores de braille en comparación con los de tinta, y la existencia de casos particulares que contradicen cualquier relación causa-efecto entre código y velocidad. Esta situación movió al profesor José Enrique Fernández del Campo a poner en marcha una concienzuda y rigurosa investigación sobre la enseñanza y el aprendizaje de la lectoescritura braille, cuyos espléndidos resultados nos presenta en este libro. A lo largo de los seis capítulos en los que se estructura la obra, Fernández del Campo analiza las características del código braille, con el fin de desvelar no sólo los aspectos metodológicos de la didáctica del braille, sino las propias teorías de la percepción sensorial que tratan de explicar el proceso lector. El capítulo primero contextualiza los orígenes y evolución del sistema braille, así como su situación actual, resaltando su importancia como factor educativo, cultural y social. En el capítulo segundo se aborda, de forma totalmente original, la legibilidad de los textos en braille, desde un punto de vista tanto físico como puramente textual, y se presenta una innovadora Ficha técnica de evaluación de la dificultad lectora.
El capítulo tercero propone una ruptura conceptual: frente a la idea de lectura táctil, se plantean las complejidades neurofisiológicas de la percepción háptica activa, que proyectan una nueva luz sobre el desarrollo de la destreza lectora. En el capítulo cuarto se profundiza en el desarrollo de formas hápticas braille, asimilables a las visuales, despejando así la penosa controversia del acceso al texto global. El capítulo quinto presenta un aspecto particularmente esclarecedor, hasta ahora no estudiado de forma sistemática: la importancia del esquema corporal y postural en las técnicas de exploración de la lectura braille.
Finalmente, en el capítulo sexto se articulan las principales conclusiones del estudio, que tratan de establecer recomendaciones de orden metodológico y didáctico. La diversidad de situaciones de enseñanza-aprendizaje desaconsejan establecer una metodología detallada con rigidez, pero la obra facilita una serie de elementos que permiten al profesor de braille elaborar estrategias y programas flexibles y adaptados a cada circunstancia. En el epílogo se recogen, asimismo, las líneas generales para elaborar un programa de formación de profesores e instructores de braille.Se trata, en suma, de un estudio brillante e innovador, enfocado sobre todo a mejorar la enseñanza del braille y la práctica de lectoescritura. Una obra llamada a alcanzar la amplia difusión internacional que han logrado otras publicaciones del profesor Fernández del Campo.
Crítica recogida de Integración: Revista sobre Ceguera y Deficiencia visual (2001, Diciembre) 37