No existe ningún tratamiento médico que cure las diferentes modalidades de demencia, pero sí muchas técnicas para mejorar la calidad de vida de las personas que las padecen. Uno de los métodos más eficaces para aumentar su autonomía consiste en crear edificios y lugares públicos accesibles. Teniendo esto en cuenta, el Dementia Services Development Centre de la Universidad de Stirling (Reino Unido), un centro de investigación puntero en el desarrollo de servicios para personas con demencia, decidió hace unos años publicar cuatro guías (Best Practices in Design for People with Dementia, 2007) en las que se facilitan recomendaciones para diseñar ambientes adaptados a las necesidades de las personas que padecen esta enfermedad. Tres de ellas se centran en ámbitos concretos de diseño: el interiorismo; la planificación de jardines y la iluminación; mientras que la cuarta contiene una lista para comprobar la implantación de las recomendaciones. Este conjunto de guías sirven de complemento al documento que aquí se reseña, una carpeta con material para valorar el grado de adaptación del entorno físico en residencias, centros de día y otros edificios. Se trata de un instrumento, si no único, al menos extraordinario, por su originalidad y también por su calidad, fruto de un largo proceso de elaboración, basado en el conocimiento empírico. Respecto a ese proceso, cabe destacar que, antes de diseñar la herramienta de auditoría, se revisó la literatura reciente en la materia, y previamente a la publicación, se probaron los cuestionarios en diferentes lugares. Gracias a todo ello, este documento servirá como referencia e inspiración a profesionales del diseño durante muchos años.
Información recogida de Gizarteratuz (2010, julio) 6
