Investigadores de la Universidad de Oxford y de la Oxford Health NHS Foundation Trust han encontrado una tasa sustancialmente más alta de fracturas en personas con discapacidad intelectual en comparación con personas de la misma edad y sexo sin discapacidad.
El equipo, dirigido por la investigadora clínica sénior Valeria Frighi del Departamento de Psiquiatría, analizó las tasas de fractura registradas en la práctica general o en los registros hospitalarios durante un periodo de casi 20 años, concretamente entre 1998 y 2017. Compararon los datos entre 43.000 personas con discapacidad intelectual y 215.000 sin ella a lo largo del curso de la vida.
El estudio, el más completo de su tipo y que ha sido publicado en acceso abierto en eClinicalMedicine , encontró que las tasas de fractura son sustancialmente más altas en las personas con discapacidad intelectual. La incidencia de fracturas comienza a incrementarse a medida que las personas envejecen, pero en las personas con discapacidad intelectual el aumento comienza muchos años antes de lo esperado.
Los tipos de huesos más afectados apuntan a la aparición temprana de osteoporosis como la base subyacente del aumento de las tasas. En este sentido, el trabajo indica que las cifras sobre fracturas de cadera son particularmente elevadas, y ocurren de 15 a 25 años antes en personas con discapacidad intelectual. Por ejemplo, a los 45 años, las mujeres con discapacidad intelectual tienen tasas de fractura de cadera similares a las mujeres de 60 años sin discapacidad intelectual. En el caso de los hombres con discapacidad, a los 45 años se observan prevalencias similares a las de varones de 70 años sin discapacidad.
“Estimamos que en 10.000 mujeres mayores de 50 años con discapacidad intelectual se esperaría que 53 desarrollaran una fractura de cadera en un año en comparación con 23 en la población general. Para hombres mayores de 50 años, estos números son 38 y 10, respectivamente”, explica Margaret Smith , estadística sénior y epidemióloga del Departamento de Ciencias de la Salud de Atención Primaria de Nuffield.
Como se explica desde la Universidad de Oxford, las fracturas de cadera son devastadoras para el individuo, a menudo conducen a una discapacidad física permanente, pueden provocar una muerte prematura y se asocian a elevados costes sociosanitarios. Sin embargo, pueden prevenirse en gran medida “si el riesgo se reconoce y gestiona adecuadamente”.
Prevención en las personas con discapacidad intelectual
Por ello, el equipo científico mantiene una investigación en curso para conocer las razones por las que existe una tasa tan elevada de fracturas en personas con discapacidad intelectual. Entre las causas que barajan los investigadores se encuentran un deterioro de la masa ósea debido a limitaciones en la movilidad y a un estilo de vida sedentario, una mayor tendencia a las caídas y determinadas condiciones médicas concomitantes.
En este contexto, los autores del trabajo señalan que las estrategias activas de prevención de fracturas deben incluir la promoción del ejercicio físico seguro, la reducción del riesgo de caídas, el tratamiento de los trastornos médicos coexistentes y la garantía de una ingesta óptima de vitamina D y calcio. También consideran que podría haber oportunidades para reducir estas cifras mediante un uso más amplio de las terapias farmacológicas existentes para la osteoporosis. Mientras tanto, añaden, las guías clínicas deben actualizarse para incluir a las personas con discapacidad intelectual en los grupos con un riesgo más elevado de fractura osteoporótica, particularmente de cadera.
“El estudio ha identificado una necesidad de salud importante y actualmente insatisfecha en la población con discapacidad intelectual. Los médicos de familia deberían considerar abordar el tema de la salud ósea durante el chequeo médico anual obligatorio que se ofrece a las personas con discapacidad intelectual”, defiende la autora principal, Valeria Frighi.