Ocho de cada diez alumnos con discapacidad creen que el hecho de “ser diferente” es un factor desencadenante para sufrir acoso escolar en el caso de los estudiantes con discapacidad. Así lo destacó la directora de Formación, Empleo y Estudios de Fundación ONCE, Sabina Lobato, en un diálogo sobre ‘Acoso escolar y la discapacidad’ celebrado en Servimedia y organizado por la Fundación ONCE y la Asociación NACE, con el apoyo del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi).
El dato procede del estudio ‘Acoso y ciberacoso’ elaborado por Fundación ONCE y el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi), que también muestra que las burlas, el aislamiento y el rechazo son las modalidades de violencia escolar más frecuentes (8 de cada 10 casos).
Este estudio es uno de los pocos que muestran cómo afecta la lacra del acoso a los alumnos más vulnerables, como son los que tienen discapacidad. La presidenta de la Asociación No al Acoso Escolar (NACE), Carmen Cabestany, aseguró que lo que llega a la sociedad sobre esta problemática es “la parte de arriba del iceberg” y que hace falta “mucha divulgación” y “en todos los sectores”. “Es una lacra social en la sombra: afecta a padres, profesores, médicos, policía, al sector judicial y a los medios de comunicación…”, prosiguió.
Por ello, NACE presentó en el Congreso de los Diputados y al Parlamento de Cataluña un decálogo para acabar con el acoso escolar, “pero no se ha implementado”, lamentó Cabestany. En él se revindicaron medidas como introducir el acoso en los planes educativos, formar al profesorado y a los padres y trabajar la educación emocional infantil y protocolos de investigación eficaces en los centros.
El decálogo también reclama “campañas a gran escala, como las de la DGT o la violencia de género”. “¿La violencia contra los niños es menos importante? La ideación suicida está en muchos casos en primaria; se necesita que todos los sectores tengan un conocimiento; necesitamos transparencia y un estudio amplio y fidedigno sobre el acoso escolar, el último es de 2006, el ‘Informe Cisneros’”, subrayó la presidenta de NACE. Según ese informe, en España hay aproximadamente dos millones de niños sufriendo acoso escolar en toda España.
Lobato abogó por que los niños adquieran “habilidades para afrontar esas situaciones” a través de la educación emocional, y así puedan comunicarlas, pues el acoso puede tener consecuencias en la vida adulta en otros ámbitos como el laboral.
“Hay que actuar, de forma veloz y eficaz. Es un fenómeno poliédrico que tiene muchas caras”, pidió el delegado de Derechos Humanos y para la Convención del Cermi, Gregorio Saravia, que subrayó que el acoso se suele producir cuando los niños están en pleno “desarrollo de su personalidad” y “deja huella”.
Por ello, llamó a una “triple acción”: la protección integral a la víctima; actuar en el ámbito social”; y “medidas transformadoras en la que exista una alianza entre todos los sectores, en el ámbito normativo, en el administrativo y en el cultural para erradicar entre todos esta lacra”. En este punto, subrayó que “son las madres” quienes denuncian el acoso que sufren sus hijos, por lo que pidió más “involucración” de los padres, pero también protestó por la falta de control en el ámbito educativo y que la inspección “no tiene recursos”.
ABORDAJE EMOCIONAL
Andrés González, impulsor del Programa de Tutoría Entre Iguales (TEI), explicó en qué consiste esta iniciativa que en dos décadas ha impulsado en 2.000 centros educativos con “formación directa a 100.000 profesores” y en la que han participado tres millones de alumnos. El objetivo es “generar entornos saludables” en los colegios, a través de trabajar “conductas que hacen daño vengan de donde vengan”, y de generar “redes de compromiso en la que está implicado el 100% del alumnado con las que se solucionan el 90% de los casos”. “Tener noción del daño que se hace, respeto a la diferencia, y compromiso como alumnos, familia y profesores de acompañar y comprometernos a que no vuelvan a repetirse esas conductas”, son algunas de las claves de esta propuesta.
“La escuela tiene que anticiparse. Los agresores tienen que saber cuánto daño hacen y ponerse en la postura de una víctima; los observadores tienen que saber que observar es participar; y las posibles víctimas, todos los alumnos en las que los que tienen discapacidad tienen más cartas, tienen que anticiparse a esas situaciones”, agregó durante su participación telemática Jorge Luis González, miembro del Centro de Recursos Educativos de la ONCE en Sevilla.
“La discapacidad es un aspecto de vulnerabilidad al acoso escolar”, concluyó a partir de su experiencia desarrollando programas de actuación en los centros donde ayudan a la inclusión de alumnos con discapacidad.
“Estamos en un momento en el que intentamos que la diversidad se convierta en un valor. No es sólo ponerlos juntos en un aula. Tenemos que enseñar a convivir y la sociedad no lo enseña. Es el sistema educativo el que tiene recursos y tiempo para que los chicos convivan de forma sana y positiva aunque haya diferencias grandes entre ellos”, relató.
Asimismo, también recomendó “formar a los jóvenes para manejarnos en contextos de violencia”, ya sea “de mínima intensidad como el aislamiento, la burla o el insulto o comportamientos de más intensidad como acoso psicológico y la agresión física”, además de desarrollar “protocolos antiacoso para proteger a víctimas y reeducar a agresores y a todo el alumnado observador”.
COORDINADOR DE BIENESTAR
En representación del Ministerio de Educación y Formación Profesional del Gobierno de España, acudió a Servimedia el subdirector general de Cooperación Territorial e Innovación Educativa, Francisco Javier Amaya Flores. “El Ministerio no puede mirar a otro lado”, reconoció, a la par que subrayó que trabaja “coordinadamente” con las autonomías para combatir esta lacra.
Este problema también se afronta con figuras como la del coordinador de bienestar impulsada por la normativa reciente. “No puede ser sólo una figura de una única persona que aborde los problemas de convivencia, sino que coordine todas las estrategias para prevenir el acoso”, matizó.
Amaya también destacó que los programas de cooperación territorial han impulsado estrategias para hacer de los centros una “convivencia sana”, trabajando con las familias o ahondando en el trabajo de las emociones. “Los protocolos se pueden mejorar”, agregó, pues aunque “hay casos impunes, hay otros muchos que se detectan”.
A este respecto, puso en valor la “mayoría silenciosa” que detecta en la comunidad educativa que trabaja “en pro de la convivencia y el bienestar emocional”. “No es suficiente hay que seguir trabajando, se necesita formación y cooperación de cada uno de nosotros y de las administraciones”, zanjó.
Al finalizar el diálogo en Servimedia, el director de la Fundación Legálitas, Miguel Ángel Villanueva, adelantó el capítulo que su entidad ha desarrollado para la serie animada ‘On fologüers’ de Fundación ONCE, bajo el título ‘No es broma, es acoso’. “La campaña se presentará este mes de noviembre y trata de denunciar también otros tipos de acoso, como el familiar y laboral, incidiendo en la conducta pero también ofreciendo alternativas para salir de esas situaciones. Es muy importante poner todos los medios para que las víctimas conozcan todos los canales de denuncia y cómo se tiene que proceder”, destacó.
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