Los nuevos fármacos retrasan hasta en tres años la edad de mortalidad por cáncer en España

Fecha

13/11/2022

Medio

Europa Press

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Los nuevos medicamentos oncológicos han conseguido retrasar la edad media de muerte en España por cáncer en 2,77 años 1999 y 2016, según un estudio realizado por Frank R. Lichtenberg, Cain Brothers & Company Professor of Healthcare Management en la Universidad de Columbia (Estados Unidos) y financiado por la patronal de la industria farmacéutica innovadora en España, Farmaindustria.

Su investigación, aún pendiente de publicación pero presentada este viernes en el Foro de Alto Nivel ‘El medicamento y el valor social de invertir en sanidad – Reenfocando la regulación económica’ organizado por Farmaindustria, tiene el objetivo de analizar el impacto de los fármacos innovadores para el tratamiento del cáncer en la salud de los pacientes oncológicos.

«A pesar del aumento de la incidencia del cáncer, la mortalidad ha decrecido sustancialmente durante el siglo 21. En hombres, la incidencia ha crecido en torno a un 10 por ciento entre mediados de los 90 y 2010. Una parte podría ser porque ha mejorado la detección del cáncer, es difícil descartarlo. Pero también la mortalidad ha bajado significativamente, también en las mujeres», ha explicado el experto.

La investigación ha concluido que el 96 por ciento del aumento en esperanza de vida en cáncer en este período en España se debe a los nuevos fármacos. «La innovación farmacéutica, es decir, la autorización y uso de nuevos medicamentos, representa una parte sustancial del descenso global de la mortalidad por cáncer y de las diferencias de bajadas en los tipos de tumor», ha detallado.

En números totales, esta mejora en la esperanza de vida se tradujo en una reducción del 29,2 por ciento en el número de fallecimientos por cáncer en 2016, es decir, 42.132 muertes menos. El número de muertes ha pasado de 82.485 a 144.350 en los cánceres sin innovación, pero solo hasta 102.212 en los que sí se han aprobado medicamentos mejores y más nuevos.

En concreto, el estudio ha evidenciado que en los cánceres en los que ha habido innovación la edad media de muerte por cáncer ha pasado de 70,8 años a 73,7, es decir, casi tres puntos; mientras en aquellos en los que no ha habido nuevos fármacos se ha aumentado solo un 0,1 hasta 70,9.

Al respecto, la investigación apunta que cuanto más moderno es el arsenal terapéutico contra un tipo de cáncer, menos muertes prematuras se producen y, por tanto, hay menos años de vida potencial perdidos.

En concreto, Lichtenberg ha calculado que, en 2016, los nuevos fármacos autorizados en España contra el cáncer en el periodo 1999-2016 consiguieron reducir 333.000 años de vida perdidos antes de los 75 años, un concepto habitualmente utilizado en investigaciones de salud.

Por otra parte, el estudio confirma que el diagnóstico temprano puede reducir la mortalidad por cáncer. Según el modelo, una disminución del 2,2 por ciento en la edad media del paciente en el momento del diagnóstico reduciría en un 7,3 por ciento el número de muertes por cáncer en nuestro país.

Este resultado confirma la importancia de la detección temprana, aunque, una vez detectada la enfermedad, el incremento de la esperanza de vida se produce fundamentalmente por la disponibilidad de un tratamiento farmacológico.

Según ha afirmado Lichtenberg, los resultados en España son «consistentes» con los estudios que ha realizado en otros países, incluido Estados Unidos. «Mis estimaciones son realmente similares con lo que he observado alrededor del mundo», ha precisado.

«LOS NUEVOS FÁRMACOS SON COSTE-EFECTIVOS»

Su estudio también estima que el gasto en estos medicamentos por cada año de vida ganado fue de 3.269 euros, una cantidad que implica un alto nivel de coste-efectividad de estos nuevos medicamentos.

De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere que las intervenciones de salud que evitan un año de vida ajustado por discapacidad (DALY, por sus siglas en inglés) son muy coste-efectivas si están por debajo de la renta per cápita de un país.

En 2016, el PIB per cápita en España fue de 23.962 euros, lo que sitúa a la cifra anterior de 3.269 euros por año de vida ganado muy por debajo de la referencia sugerida por la OMS, que aún considera coste-efectivas las intervenciones con un coste de hasta tres veces el PIB.

Entre los trabajos de Lichtenberg se encuentra el análisis de los ahorros en gasto sanitario que proporciona el uso de los medicamentos. Estudios suyos, en línea con los de otros autores, concluyen que por cada euro de gasto en nuevos fármacos se consigue un ahorro directo en otras prestaciones sanitarias de entre 2,3 y 7,2 euros.

También ha analizado los aumentos en la esperanza de vida debidos a la innovación farmacológica. Así, un estudio suyo concluía que hasta el 73 por ciento del incremento de la esperanza de vida en los países desarrollados en la primera década de este siglo se debía a los nuevos medicamentos comercializados en dicho periodo.

Al hilo de todos estos datos, el director general de Farmaindustria, Juan Yermo, ha insistido en que la inversión en la industria farmacéutica «no es un gasto». «En el caso de la pandemia, se estima que las vacunas salvaron más de 20 millones de vida en su primer año», ha recordado.

Así, ha reiterado que «los ahorros que se generan por la innovación farmacéutica son de gran cuantía». «Cada euro invertido puede generar hasta siete de ahorro en el Sistema Nacional de Salud, y también genera ahorros adicionales no sanitarios para la economía y para la sociedad», ha argumentado.

REYES MAROTO: «SECTOR ESTRATÉGICO»

En el evento, la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, ha reivindicado a la industria farmacéutica innovadora como un «sector estratégico» que «ha atraído a España muchas compañías». «España tiene un momento de oportunidad para seguir avanzando», ha asegurado.

A juicio de la ministra, la pandemia de COVID-19 «ha vuelto a reforzar el carácter estratégico de esta industria». «Fuimos uno de los países que actuó con mayor rapidez en el proceso de vacunación, pero también en disponer de una reserva estratégica de productos sanitarios», ha afirmado.

Por todo ello, Maroto ha puesto en valor la importancia de «reforzar la colaboración público-privada». «Tenemos que seguir desarrollando un ecosistema innovador y sostenible. En el actual contexto de incertidumbre, tenemos que reforzar si cabe aún más esta colaboración, que es el principal instrumento que tenemos para afrontar con éxito el conjunto de desafíos al que nos enfrentamos», ha defendido.

Por último, Maroto ha loado una vez más la labor de la industria farmacéutica: «Es un agente clave por su aportación fundamental a la mejora de la calidad de vida, pero también para la generación de capacidades industriales. Tenéis una contribución a la cohesión territorial muy importante».

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