La predisposición hacia la vacunación contra la Covid-19 en las personas con discapacidad alcanza el 74,1%, frente al 82,9%, de la población en general. Así lo desvela el segundo informe de Odismet sobre los ‘Efectos y consecuencias de la Covid-19 en las personas con discapacidad’, presentado este jueves por Fundación ONCE, a través de su entidad Inserta Empleo, durante una jornada titulada ‘Vacunar crea empleo’, y que servirá para analizar la predisposición de las personas hacia las vacunas, entre otros temas relacionados con salud, empleo, ocio, canales de información, protección social y perspectivas de futuro del colectivo.
Odismet está cofinanciado por el Fondo Social Europeo y Fundación ONCE y la agencia de noticias Servimedia y Maldita.es también han participado en el desarrollo de esta encuesta en el marco del proyecto #VacúnaTE que desarrollan contra la desinformación sobre las vacunas de la Covid-19 con el apoyo de Google News Initiative.
Según el estudio, realizado a partir de una encuesta online en abril a una muestra aleatoria de 1.600 personas de 16 a 65 años incluidos en la base de datos de demandantes de empleo de Inserta Empleo, el 55,7% de las personas con discapacidad vacunadas está empleado y la mitad de aquellas que no tienen intención de vacunarse contra la Covid-19 están desempleados.
En 2020 hubo una pérdida del 30% del empleo en este colectivo, con unos 100.000 contratos menos, y 2021 ha empezado con una pérdida del 15,7% en el primer trimestre, tal y como subrayó Luis Enrique Quifez, uno de los autores de la investigación.
EMPLEO
En este contexto, si antes de la crisis el 31% de consultados estaban ocupados, ese porcentaje desciende ahora al 27%. Entre los primeros, el 74% tienen empleo temporal, el 84% trabaja en el sector servicios y el 23% se ha visto afectado porEn el SID sugerimos utilizar la palabra o expresión Tiene... en su lugar. un ERTE. Con respecto a los segundos, el 13% está en paro a causa de la destrucción de empleo, el 52% es “sumamente pesimista” y ve “muy poco probable” encontrar un nuevo trabajo, y el 66% lleva más de un año en esa búsqueda.
Preguntados por el teletrabajo, apenas el 14,6% teletrabajan en alguna medida y el 36% no puede teletrabajar por las características de su empleo, si bien al 44,6% le gustaría hacerlo.
Las personas con discapacidad son “conscientes”, según el experto, acerca de la importancia de la formación para el acceso al empleo y, en una escala de 1 a 5, puntúan con un 4 esta alternativa.
Así, el 66% ha hecho cursos durante la pandemia, sobre todo relacionados con su profesión, y hasta un 7,7% ha cursado formación superior, por lo que Quifez urgió a garantizar que las plataformas de formación sean accesibles para las personas con discapacidad y abogó también por mejorar el nivel de digitalización de estas personas así como de las de edad más avanzada.
VACUNAS
Con respecto a su opinión sobre las vacunas, según el estudio hay una “inmensa predisposición” hacia la inmunización y el 60% la consideran “imprescindible”, si bien hay un grupo de “detractores o contrarios a la vacuna”, que representan el 8,3%.
Casi el 70% acudirán a vacunarse en cuanto sean citados, pero un 6,4% no tiene ninguna intención de inmunizarse y hay hasta un 13% de indecisos, que determinan su decisión en función de la vacuna que les administren.
Por su parte, un 6% ya ha recibido su inyección, por lo que, en total, existe más de un 70% de personas con discapacidad “favorables” a la vacunación, proceso que, en el caso de este colectivo, ha ido “en paralelo” al de la población en general, según recordó Quifez, que defendió que existen “razones suficientes que argumentan que las personas con discapacidad podrían haber sido consideradas como grupo de riesgo”.
En este sentido, el 64% de los consultados creen que es más necesario vacunar a personas con discapacidad que a la población en general puesto que en el caso, por ejemplo, de aquellas con discapacidad auditiva afirman que han tenido “notables dificultades” de comunicación a causa de no estar vacunados y juzgan “prioritaria” su inmunización, al igual que aquellas con discapacidades físicas que desconocen su interacción con la enfermedad y quienes tienen discapacidades visuales o de tipo psíquico.
En relación a la información recibida en torno a las vacunas, la mayoría considera que están siendo informadas, sobre todo a través de la televisión, pero el 13% dice que no ha recibido ninguna información al respecto.
Preguntados por sus razones para rechazar inmunizarse, el 51% de los detractores considera que las vacunas están “poco probadas” y un 21% estima que pueden dañar a su salud. Respecto a la fiabilidad de las mismas, la más valorada es la de Pfizer (67%) mientras que la de AstraZeneca se considera la menos fiable o “poco fiable”.
AFECTADOS
El 8,6% afirma haber estado afectado porEn el SID sugerimos utilizar la palabra o expresión Tiene... en su lugar. la infección y los efectos más graves han llevado al hospital a un 15%, mientras casi un 29% afirman que no se han recuperado completamente.
En cuanto al perfil de afectados, hay pocas diferencias por género, si bien se han visto “un poco más” afectados los varones, algo, según Quifez, “esperable”, dado que el 62% de quienes dicen que han sido afectados son hombres, al contrario de lo que ocurre en la población en general, en la que el 52% de afectadas son mujeres.
Por edades, los más jóvenes son también los más afectados, al igual que ocurre en el resto de la población y, por tipo de discapacidad, aquellas de tipo físico y, sobre todo las visuales, tienen una tasa de afectación “un poco superior” y llegan al 10%. Además, a menor grado de discapacidad, mayor tasa de afectados, lo que, según Quifez, indica que, “posiblemente”, las personas con mayor grado de discapacidad “se han protegido más y se han preocupado más de los posibles efectos”.
En cuanto a los síntomas, los resultados son “similares” a los mostrados en población general, con la fiebre como el síntoma con mayor prevalencia, junto a la pérdida de gusto y olfato. Los efectos más graves, como neumonía o dificultades respiratorias representan el 3,5 y 9,3%, respectivamente.
Preguntados por el miedo que supone para ellos la pandemia, el 20% de las personas afectadas han tenido “miedo real” a morir y el 48% han tenido y tienen miedo a contagiarse, datos que, según Quifez “dibujan un estado anímico especialmente preocupante”.
ESTADO FÍSICO Y ANÍMICO
Así, la pandemia ha “empeorado” el estado físico para un 34% de encuestados y el anímico en el caso del 57% y un 23% ha perdido a un familiar o conocido. Como consecuencia de ello, según el estudio se ha “disparado” el consumo de ansiolíticos y antidepresivos.
Con respecto a la atención médica recibida, un 38% ha anulado citas, un 7,3% ha aplazado cirugías, aunque es la mitad de los que la han necesitado y, según el informe, la atención telefónica ha generado dificultades de comunicación en aquellas personas con discapacidad auditiva para ser tratados por esta vía o el espaciado en el seguimiento de tratamientos médicos para el resto de discapacidades.
Por lo que se refiere a la situación económica, el 52% ha visto empeorada dicha situación, el 27% no llega a fin de mes y el 33% ha tenido que retrasar pagos, lo que ha llevado a que un 60% se ha visto obligado a buscar ayuda y a que muchos no puedan costearse sus medicinas.
Además, con respecto a la protección social, el 35% no percibe ninguna prestación, un 28% percibe una por incapacidad permanente y solo un 8,1%, por desempleo, a pesar de que el 50% de la muestra son parados.
INFORMACIÓN Y OCIO
La televisión ha sido el canal fundamental para comunicarse, escuchar música, leer libros e informarse sobre el virus, que era una de las cuestiones más importantes que el estudio detectó en 2020, aunque la fatiga pandémica ha hecho descender mucho ese interés de informarse sobre el virus como un “fin en sí mismo”.
Además, el 61,8% ha utilizado Internet y también redes sociales, si bien ambos canales dan “poca fiabilidad” a estas personas para informarse en torno a la vacunación y los mejor valorados son las revistas especializadas, con casi 4 puntos sobre cinco.
Por lo que se refiere a su valoración de los diferentes agentes implicados en la gestión de la pandemia, “suspenden” al Gobierno, las comunidades autónomas y la ciudadanía, mientras que “aprueban” a los científicos y al Sistema Nacional de Salud, que son los mejor valorados.
Finalmente, preguntados por su percepción con relación al futuro, hasta un 35% considera que hasta dentro de dos años no se volverá a la normalidad y más del 6% cree que esto no ocurrirá “nunca”. Respecto a las limitaciones que impone la pandemia, un 39% tendrá que privarse de actividades de ocio, un 28% renunciará a ciertos servicios, como Internet, y un 23,7% no podrá pagar su alquiler o hipoteca.