La discriminación en universitarios tiene una “asociación significativa” con conductas como el consumo de sustancias ilegales, el riesgo de padecer problemas de salud mental y de la conducta alimentaria, la salud percibida como regular o peor, el tiempo de ocio conectado a Internet y la disfunción familiar.
Así lo desvela el estudio ‘Discriminación y su relación con las conductas de riesgo y la salud percibida en estudiantes universitarios españoles: un estudio transversal’, coordinado por el investigador Héctor Sánchez-Herrero, de la Unidad de Investigación en Cuidados del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid), en el que han participado 9.862 estudiantes de 11 universidades españolas y cuyos resultados publica la Revista Española de Salud Pública, del Ministerio de Sanidad.
En la investigación, enmarcada en el proyecto uniHcos, que pretende conocer cómo influyen los estilos de vida durante la etapa universitaria en la salud, participaron como voluntarios todos los estudiantes de primera matrícula de primer curso de grado de dichas universidades, el 72,2% de los cuales eran mujeres, con una media de edad de 20 años, y un 27,8%, hombres cuya media de edad fue de 20,5 años y la recogida de información abarcó desde el año 2011 al 2018 e incluyó una encuesta y diferentes test.
En concreto, la prevalencia de la discriminación en el último año fue del 18,6%, siendo más frecuente en mujeres (20,3%) que en hombres (14,1%) y el principal motivo reportado de discriminación fue por razón de género (40% del total), seguido de la discriminación por orientación sexual (15%), por clase social (13%) y por el nivel de estudios (13%).
La discriminación experimentada en el último año fue casi dos veces más prevalente en personas que referían un estado de salud regular o peor que en las que percibían una salud buena o muy buena. Además, fue aproximadamente un 30% mayor en personas que consumieron sustancias ilegales que en aquellas que refirieron no haber consumido y del mismo porcentaje en personas que pasan más de cinco horas diarias de su ocio conectadas a Internet en comparación con las que se conectaban menos de ese tiempo.
En cuanto a la dinámica familiar, se encontró 1,8 veces más prevalente la discriminación entre aquellos alumnos con una relación familiar disfuncional y se observó casi dos veces más discriminación en estudiantes con riesgo de presentar problemas de salud mental, además de una prevalencia del 50% en estudiantes con riesgo de trastornos de la conducta alimentaria.
Sin embargo, no se apreciaron diferencias respecto a la prevalencia de la discriminación en los diferentes grupos en relación a las prácticas sexuales de riesgo, respecto al consumo de alcohol o al hábito tabáquico, que también se analizaron.
POR SEXOS
Los investigadores encontraron mayores prevalencias de discriminación entre los hombres que manifestaron una salud percibida como regular o peor, disfunción familiar, un mayor riesgo de problemas de salud mental, así como de la conducta alimentaria, mientras que las mujeres presentaron asociación entre la discriminación y peor estado de salud, consumo de sustancias ilegales, uso problemático de Internet, disfunción familiar, un mayor riesgo de problemas de salud mental y de trastornos de la conducta alimentaria.
Así, la discriminación fue dos veces más frecuente en hombres y 1,6 veces más frecuente en mujeres que refirieron un estado de salud regular o peor que en aquellos que manifestaron un buen o muy buen estado de salud.
En cuanto al consumo de drogas ilegales, fue aproximadamente un 30% más prevalente en mujeres que manifestaron dicho consumo, sin encontrarse diferencias entre los hombres. Asimismo, se apreció que la prevalencia de la discriminación fue un 40% más frecuente en mujeres respecto al uso de Internet durante el tiempo de ocio, sin que se apreciaran diferencias entre los hombres universitarios.
Por su parte, los investigadores observaron que la discriminación fue casi dos veces más prevalente en hombres y mujeres con una relación familiar disfuncional y, en lo que respecta al riesgo de problemas de salud mental, fue dos veces más frecuente en hombres y 1,8 veces más en las mujeres con riesgo de desarrollarlos.
Finalmente, en cuanto al riesgo de trastornos de la conducta alimentaria, los autores del estudio comprobaron que la discriminación en hombres universitarios era un 90% más prevalente en aquellos que presentaban dicho riesgo, mientras que fue un 40% más frecuente en mujeres para el mismo riesgo.
MÁS VINCULACIÓN SOCIAL
Con el fin de abordar los problemas de discriminación generados en este ámbito, los investigadores ven “preciso” que las universidades desarrollen redes de participación, sinergias y vinculación social con la comunidad en la que se encuentran y estiman que las medidas de promoción y prevención deben enfocarse de forma “transversal” a los distintos determinantes de la salud, así como a los factores de riesgo y a los mecanismos sociales.
El estudio ha sido financiado por el Plan Nacional sobre Drogas y el Fondo de Investigación en Salud del Instituto de Salud Carlos III y la población diana incluía a todo el alumnado de primer año y primera matrícula de grado de las universidades de Alicante, Cantabria, Castilla-La Mancha, Granada, Huelva, Jaén, León, Salamanca, Valladolid, Valencia y Vigo.