Javier Tamarit, experto de Plena inclusión, ofreció una charla sobre desinstitucionalización en la última reunión del foco o grupo de trabajo de PlenaLAB sobre este tema. PlenaLab es la iniciativa de Plena inclusión España que busca proponer un nuevo modelo de trabajo en red para el movimiento asociativo.
En la reunión, celebrada el pasado 14 de julio, Tamarit mencionó un informe sobre el proceso de desinstitucionalización que revisa la situación en 27 países de Europa. El informe señala que hay al menos 1 millón y medio de personas que están en contextos de institucionalización. Y que, a pesar de las políticas europeas, en los últimos años, apenas ha habido avances.
Todo eso ocurre «a pesar de que está comprobado que la vida en las instituciones supone un detrimento de su calidad de vida», lamenta Javier Tamarit. Excepto Suecia, ningún país sale bien parado. Pero la situación en España es grave en comparación a la media.
El informe señala que «la política en España no hace ninguna referencia al tema». Tamarit advierte que no podemos hablar de «el camino a seguir», sino demandar «acción ya».
Desinstitucionalización ya, vida en comunidad también
También matiza: «La desinstitucionalización es una parte necesaria, pero no suficiente. Debemos contar con servicios comunitarios con apoyos adecuados».
Por ejemplo, los apoyos deben ser para todas las personas para que la sociedad sea inclusiva, no solo para las personas con discapacidad.
Igualmente, los apoyos también deben ser ofrecidos por todas y todos, por cualquiera. Las personas profesionales quizá podrían dedicarse solo a los apoyos más específicos.
En resumen, Tamarit señala que «toda persona es promotora de la inclusión y receptora de apoyos».
Dos riesgos
Tamarit menciona algunos riesgos. Uno de ellos es la «transintitucionalización»: el peligro de que cambies de una institución a otra. Por ejemplo: dejas una residencia para vivir en un piso en el que convives con menos personas, sí, pero en el que tampoco puedas participar, tener confianza o controlar tu vida.
«Hay mucha debilidad estructural en las creencias de las entidades», señala también como riesgo. Hay entidades a las que parece gustarle la idea teórica de la desinstitucionalización, pero en la práctica para incorporarla muestran recelos con comentarios como «No estamos preparados» o «Es demasiado utópico». Si las creencias no se afianzan, «se da una resiliencia organizacional negativa», advierte.
Quiere decir que pueden darse casos de entidades que lanzas iniciativas puntuales, ilusión momentánea o «fuegos artificiales» pero pronto olvidan el proyecto y vuelven a funcionar como instituciones. En este caso, la solución que apunta Javier Tamarit es «mantener un activismo permanente».
Vídeo
Escucha la charla completa de Javier Tamarit: