Más de un millón de españoles se comunican con las manos. Las personas sordas hablan entre sí y con aquellos que les rodean gracias al lenguaje de signos. Con motivo de la celebración del Día Nacional de las Lenguas de Signos Españolas, la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE) y la Real Academia Española (RAE) han presentado el primer Diccionario Normativo multimedia de la Lengua de Signos Española.
El objetivo de este glosario es el de «dignificar, estandarizar y normalizar» este lenguaje, tal como ha señalado Concha Díaz, presidenta de la CNSE. Según la responsable, el diccionario, que todavía no está disponible, servirá tanto para las personas sordas como para aquellas que quieren aprender a signar.
«Se puede utilizar en centros educativos, residencias de personas mayores, en la universidad e incluso en centros de trabajo si hay algún compañero que utilice el lenguaje de signos», ha explicado Arantxa Diez, coordinadora del diccionario de la Fundación CNSE. Además, para que sea todavía más fácil su utilización, la responsable ha asegurado que en los próximos meses, una vez sea público, «todos podrán descargar y realizar materiales de cara a talleres para trabajar, por ejemplo, con personas que están perdiendo audición».
Esta herramienta contiene un total de 3.500 símbolos que han sido seleccionados por profesionales sordos expertos en lengua de signos de la red asociativa de la CNSE. Este proceso se inició en el año 2002 y en él, además de la Fundación ONCE, han participado entidades como Fundación Vodafone España.
«Después de mucho tiempo hemos logrado este diccionario gracias a un equipo de profesionales en la lengua de señas, así como a las personas consultadas en toda España, a las que les hemos preguntado cuáles son los signos que más utilizan en su vida social, para hacer una selección importante que estandarice este sistema», ha destacado Diez.
Más de 500 años de historia
La presidenta de la CNSE ha declarado a ABC que «la Lengua Española de Signos cuenta ya con más de 500 años de historia que hay que constatar». En la misma línea se ha pronunciado Santiago Muñoz Machado, director de la RAE, que ha subrayado que con el diccionario presentado este viernes «se avanza en materia de derechos ante una solicitud que llevan haciendo mucho tiempo las personas sordas». Además, Muñoz ha destacado que la legislación española en materia de discapacidad es abundante pero también está «insuficientemente aplicada».
De hecho, según narra Díaz, «en la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad se recoge a los sordos y sordociegos con una perspectiva doble: como persona con discapacidad y habla también de la identidad lingüística y cultural de la comunidad sorda. Este último punto de vista todavía no está reconocido en España».
El colectivo reclama incorporar las lenguas de signos españolas en el artículo 3 de la Constitución Española
Por esto reclaman desde la CNSE que antes de que finalice este año 2019 la lengua de signos española y catalana se declaren Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, un trámite que ya «está en proceso». Esto, según la presidenta, daría prestigio social a la lengua y haría que «los poderes públicos la promovieran y enriquecieran».
El colectivo también reclama incorporar las lenguas de signos españolas en el artículo 3 de la Constitución Española al mismo nivel que el resto de las lenguas del Estado. Asimismo, piden e incluir la lengua de signos española y la catalana bajo la protección de la Carta Europea de las Lenguas Regionales o Minoritarias.
No solo solicitan a los poderes públicos la promoción de su método de comunicación. La protección es imprescindible para que la discriminación a los signantes acabe y piden introducir el uso de las lenguas de signos como «causa específica de exclusión en cualquier legislación sobre igualdad y no discriminación».
«Por ejemplo, en el ámbito del empleo, parece que el valor de una persona sorda depende de si oye más o menos, de si habla mejor o peor y no queremos esto. Lo importantes es que miren a la persona y si su puesto de trabajo está adaptado a sus capacidades, no como habla o como oye. Parece que usar la lengua de signos se nos minusvalora, pero esta lengua es una más», ha señalado Concha Díez.
«Una discapacidad cambia nuestra vida y es de lo que se tiene que preocupar aquellos que tienen la representación democrática de los ciudadanos en nuestro país. Tratamos de sensibilizar y de enseñarle a la sociedad cada día qué necesitamos para poder ser ciudadanos de primera», ha concluido Miguel Carballeda, presidente de la Fundación ONCE.
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