El daño cerebral adquirido mejora con la práctica grupal de ejercicio físico, según ha mostrado una investigación realizada por el Centro de Estudios sobre Deporte Inclusivo (CEDI), formado por la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y la Fundación Sanitas, en colaboración con el Club Deportivo Elemental Deporte para Daño Cerebral Adquirido y el Centro de Referencia Estatal de Daño Cerebral Adquirido (Ceadac) del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso).
En concreto, el daño cerebral adquirido hace referencia a cualquier tipo de lesión no degenerativa que se produce en el cerebro, como ictus, traumatismos craneoencefálicos o tumores. Este tipo de lesión puede causar un deterioro neurológico permanente que repercute en la calidad de vida del individuo y, al mismo tiempo, disminuye su capacidad para realizar tareas de la vida diaria.
En España, el número de casos de daño cerebral adquirido ha aumentado considerablemente en los últimos años. Los déficits que produce esta enfermedad son muy variados y se pueden englobar en cuatro áreas: cognitivos, emocionales y de conducta, sensoriales y físicos.
La persona con estas lesiones pasa por tres fases en su recuperación: aguda, subaguda y crónica. En todas ellas, los tratamientos que se aplican tienden fundamentalmente a que el paciente mantenga las capacidades conservadas.
A estas terapias tradicionales los investigadores han sumado nuevas técnicas grupales de rehabilitación física que tienden a mejorar la capacidad funcional, la integración en la comunidad y por consiguiente una mayor calidad de vida.
DURANTE 10 SEMANAS
Para llevar a cabo la investigación se han analizado a 33 pacientes, (22 hombres y 11 mujeres), con una media de edad de treinta años y con daño cerebral adquirido en fase subaguda. Las actividades físicas grupales en las que tomaron parte durante diez semanas comprendieron talleres de circuito, equilibrio simple, equilibrio dual, desplazamiento dual y actividades físico-deportivas.
Así, al comenzar y concluir el programa rehabilitador se evaluaron las variables de velocidad, resistencia, equilibrio dinámico, capacidad funcional, escala de percepción de seguridad y el cuestionario ‘Physical Activity and Disability Survey’, el promedio de la intensidad de la actividad y el número de pasos fuera del centro de rehabilitación.
En este sentido, los pacientes que participaron en los cinco talleres obtuvieron mejoras estadísticamente significativas en la velocidad, resistencia, equilibrio dinámico, capacidad funcional y percepción del equilibrio, percepción de realización de actividad general y número de pasos.
Por tanto, los investigadores han asegurado que la inclusión de un programa de actividades físicas grupales en la rehabilitación de personas con daño cerebral adquirido mejora las capacidades físicas, la percepción de seguridad, la actividad general y el número de pasos, lo que puede favorecer una mayor participación en la comunidad.