El Consejo General del Trabajo Social ve como principales “retos de país” para España tanto la atención a la salud mental de la población -que, a su juicio, está “muy relacionada directamente con la pandemia” y cuyo abordaje estimó un “elemento de primer orden”- como de la soledad no deseada. Así lo defendió en una entrevista concedida a Servimedia la presidenta de este órgano, Emiliana Vicente, quien valoró ambas cuestiones como asuntos “de primer orden” y reivindicó un nuevo “contrato social” basado en la justicia social y la justicia ambiental como “pilares fundamentales” para el futuro del país.
En el caso de la justicia social, consideró “vertebral” articular una estrategia para abordar la soledad no deseada y defendió que los trabajadores sociales pueden jugar un rol importante a la hora de implementarla, puesto que la profesión se encuentra en “condiciones muy interesantes” en ese sentido.
“No sólo porque tengamos una presencia dentro del ámbito de lo público, sino también dentro de las entidades del tercer sector, en el que la profesión está también muy extendida”, abundó, al tiempo que hizo hincapié en la “incidencia y presencia” del trabajo social en el ámbito del trabajo social sanitario durante la actual pandemia.
En este sentido, subrayó que estos profesionales están llevando a cabo un trabajo “bien interesante” junto a los sanitarios, a los que agradeció su “esfuerzo y compromiso”, convencida de que, al igual que las entidades del tercer sector, también han “estado a la altura” haciendo gala de un “comportamiento ejemplar”.
“COORDINACIÓN ENTRE SISTEMAS”
Tras incidir de nuevo en la importancia de la “coordinación entre sistemas”, puntualizó que los trabajadores sociales han estado presentes en los “momentos más críticos” de la crisis y subrayó la capacitación que están recibiendo para enfrentarse a situaciones de emergencia y catástrofe.
Por ello, aseveró que se trata de una profesión “entrenada para poder trabajar y abordar las situaciones de emergencia social y sanitaria” y lamentó su ausencia en las áreas de urgencia para complementar el trabajo de los sanitarios a lo largo de esta crisis.
A este respecto, puso como ejemplo el hecho de que, en los últimos meses, algunas personas han pasado “dos y tres días” en urgencias “sin poder comunicarse con sus familias porque no tenían un móvil, no lo sabían manejar o se habían quedado sin batería”. A su vez, denunció el “sufrimiento” que ello provocaba en sus entornos más cercanos “por no saber qué estaba pasando con sus familiares”.
“Esto hubiera sido fácil de articular, no necesitábamos poner más medios, sino coordinar los medios que ya teníamos”, apostilló.
Junto a ello, también urgió a cambiar el actual modelo de los cuidados de larga duración buscando “la complicidad y el engranaje” entre administración pública, entidades del tercer sector e iniciativa privada para avanzar hacia un modelo “accesible y que permita la autonomía de las personas en su entorno”.
GRANDES DESAFÍOS
Entre los retos de futuro, también hizo referencia al acceso a la vivienda y a un empleo digno como elementos “fundamentales” de “normalización” y para que la sociedad “avance en igualdad” y, en paralelo, urgió a mantener el “foco” en la violencia de género, favoreciendo una socialización “en igualdad y respeto”.
La responsable del Consejo General del Trabajo Social se refirió, en este punto, a las conclusiones alcanzadas por el relator especial de la ONU sobre la extrema pobreza y los derechos humanos, Philip Alston, tras su visita a España en 2020, que le sirvió para hacer un “diagnóstico” sobre los “grandes desafíos de este país” y que, según Vicente, “los tenemos hoy aquí, pero venían ya de antes”.
Entre ellos, insistió en el “alto nivel” de paro que afecta “mayoritariamente” a las mujeres y en el desempleo juvenil “verdaderamente crónico” sobre el que Vicente mostró “mucha preocupación” y urgió a establecer como “objetivo prioritario” a resolver para recuperar ese capital humano, consciente de que puede existir una cierta “sensación de abandono rozando una cierta humillación” entre las nuevas generaciones.
Asimismo, coincidió con el relator en la existencia de una “profunda pobreza generalizada con un componente de feminización” y a la que, a su entender, también contribuye la violencia de género, así como de una crisis de vivienda “de proporciones inquietantes”.
Todo ello, en paralelo a la consolidación de una “profunda burocracia arraigada” y al “adelgazamiento” de las clases medias, que tildó de “problema verdaderamente grave” al entender que está generando “espacios de desigualdad gravísimos”
Con todo, según Vicente, lo más importante que la Covid-19 “ha venido a poner encima de la mesa” ha sido que, como consecuencia de la crisis, los países ricos han vivido “en primera persona que la vulnerabilidad la tenemos a nuestro lado, en nuestras casas y en cualquier momento de nuestras vidas, algo que nos parecía impensable”.
“Esto es algo a lo que nos hemos enfrentado de un día para otro, porque, hasta ahora, cuando pasaban cosas de esta naturaleza pasaban allí, en otros sitios, en África, Latinoamérica o algunos rincones de Asia”, abundó, al tiempo que dijo esperar que la actual crisis sirva a las sociedades del primer mundo para “ser más humildes y contribuir más desde espacios de proximidad, igualdad y generosidad e incluso para poder avanzar como sociedad”.