El 87,3% de las personas con discapacidad opina que su integración responde a la obligación legal

Fecha

02/01/2012

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Por segundo año consecutivo, la Fundación Adecco ha hecho una encuesta a las personas con discapacidad para conocer sus expectativas personales y profesionales de cara a 2012. La encuesta: ¿Qué tres deseos le pides al nuevo año? ha dado voz a 750 personas con discapacidad, y sus aspiraciones no son muy diferentes a las del resto de los ciudadanos. Se resumen, principalmente, en salud, trabajo y felicidad.

Pero además, también han aprovechado para realizar sus demandas al nuevo Ejecutivo, al que piden formar parte continua de la agenda política. Podemos resumir estas demandas en: normalización para que les juzguen como a cualquier trabajador, accesibilidad a todo tipo de edificio y sensibilización.

Si no fuera por la LISMI…
Aunque aún queda mucho camino por recorrer, más de la mitad de personas con discapacidad aseguran que cada vez más presencia en la vida social y laboral. Frente a esta postura, nos encontramos con otros dos puntos de vista más radicales: un 37,5% afirma tajantemente que las personas con discapacidad no gozan de las mismas oportunidades que los demás y que están continuamente expuestas a la discriminación. En el otro lado, un 9,7% más optimista declara que las forman parte activa de la sociedad, y que su integración definitiva es sólo cuestión de tiempo.

En lo que todos parecen coincidir es en la razón que está detrás de los progresos vividos en su integración laboral. Para un 87,3%, los avances en el empleo de las personas con discapacidad se han producido gracias a la Ley de Integración Social del Minusválido (LISMI), que desde 1982 obliga a las empresas de más de 50 trabajadores a contratar a una proporción de empleados con discapacidad no inferior al 2%.

Este 87,3% mira a las empresas con cierta desconfianza: considera que no les contratan por amplitud de miras ni por un compromiso verdadero, sino que lo hacen como una herramienta para cumplir con la normativa legal. Sólo un 12,7% se muestra más optimista, y opina que la mentalidad más abierta de las empresas, y de la sociedad, es la responsable de los adelantos vividos en su integración laboral.

Así pues, no es de extrañar que al preguntar a los encuestados qué tipo de ayudas son más necesarias para impulsar la integración laboral de las personas con discapacidad, ganen las relacionadas con la sensibilización (53%), superando incluso a las ayudas económicas (40%) y a las de accesibilidad (7%).
Según una de las encuestadas con discapacidad física: “Más allá de las subvenciones y de las ayudas, lo más importante es que los empresarios vean la discapacidad como algo normal, y no como un lastre. Hay que potenciar la sensibilización”.

NO a las víctimas dobles, Sí a la normalización
A la luz de las cifras oficiales (INE), parece que la integración laboral de las personas con discapacidad sigue siendo un reto para la sociedad actual. Su tasa de actividad se sitúa en un 36,2%, frente al 75,9% del resto de la población.

Esto significa que existe un 63,8% de personas con discapacidad que no se plantea trabajar, ya sea porque pueden vivir con la pensión que perciben, o por carencias de autoestima del estereotipado pensamiento de: “a mí quién va a contratarme”. El 53,9% de los encuestados en paro opina que su discapacidad es la responsable de su situación de paro, o que al menos le perjudica, frente a un 46,1% que cree que la crisis afecta a todos por igual.

Salud, trabajo y felicidad
Los deseos que las personas con discapacidad piden al 2012, no difieren demasiado de los de los demás. Así pues, el más demandado es la salud, en un 80%, seguida del empleo, con un 75%. En este punto están incluidas las personas con discapacidad que, a pesar de tener trabajo, piden a 2012 una mejora en las cifras del paro. Por detrás del mercado laboral, los encuestados piden felicidad (68%), siendo la respuesta más repetida dentro de esta categoría: “ser feliz”, en su sentido más amplio.

Por último, es destacable el grupo de encuestados que ha mencionado terminar con la discriminación en el lenguaje como uno de sus deseos para 2012, y así se lo plantean al nuevo Gobierno. Un 10% comenta que la integración empieza por un aspecto tan básico como la denominación de la discapacidad. En este sentido, el término minusválidoEn el SID sugerimos utilizar la palabra o expresión Persona con discapacidad en su lugar. (etimológicamente menos válido) debería dejar de usarse, y por tanto, habría que modificar el nombre de la LISMI.

El caso de Pablo Pineda
Pablo Pineda Ferrer, nacido en Málaga, es el primer licenciado europeo con síndrome de Down, y es consultor externo de la Fundación Adecco. A pesar de haber estudiado Magisterio y Psicopedagogía, no puede desempeñar el puesto de maestro, porque su discapacidad sigue sin estar “bien vista” dentro de este ámbito.

“Dicen de mí que soy la primera persona con discapacidad que ha obtenido una licenciatura, y la primera que ha protagonizado una película. Pero también soy el primer “indignado”, pues debido a prejuicios no puedo trabajar en lo que he estudiado y tengo que estar demostrando más que los demás cada día” declaró durante una jornada de sensibilización que en Leroy Merlín-Murcia.

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