Danzas de vida en medio de un pentagrama de silencio

Fecha

26/08/2000

Medio

EFE

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Medio centenar de jóvenes ecuatorianos con problemas de audición y habla danzan envueltos en un pentagrama de silencio, percibiendo con los pies descalzos las vibraciones en el suelo y asistidos por una técnica utilizada para ayudar a los supervivientes de la II Guerra Mundial a superar sus traumas.

Los bailarines, de entre 12 y 21 años, han llegado al escenario de la mano del director del Ballet Folclórico Nacional "Jacchigua", Rafael Camino, quien comenzó hace ocho meses su trabajo entre señas, alegría y lágrimas.

Este es el segundo intento del coreógrafo para trabajar con niños con minusvalías, tras la fallida iniciativa desarrollada con personas ciegas y parapléjicas. Camino recuerda con tristeza que la incomprensión de los padres de los discapacitadosEn el SID sugerimos utilizar la palabra o expresión Personas con discapacidad en su lugar. redujo de 80 a 48 el grupo de alumnos.

Con ellos ha aplicado técnicas de euritmia (nuevo tipo de danza) y la pedagogía Waldoff, que recurre a disciplinas como la pintura y el teatro y propugna el trato humano.

El director pone énfasis en la respiración, la circulación y el desarrollo psicomotor, con los que ha logrado que sus alumnos se "abran a la vida", recuperen su autoestima y mejoren, incluso, en sus estudios.

Camino cuenta que fue más difícil convencer a los padres de que los menores son capaces de bailar, a pesar de sus discapacidades, que enseñar a los propios niños las técnicas de la danza. Despojados de complejos, los padres fueron testigos de la transformación experimentada por muchos de los menores que, con Camino, salieron por primera vez del rutinario y limitado mundo en el que vivían.

Así, el famoso volcán Cotopaxi fue todo un descubrimiento para los pequeños bailarines, que aprendieron a simbolizar su propia libertad con unos movimientos en los que simulan extraer una paloma de su corazón, acariciarla y dejarla volar.

La deficiencia en el habla y la audición es compensada por los menores con una desarrollada capacidad de observación, relata Camino a EFE, y asegura que han desarrollado su psicomotricidad hasta tal punto "que captan automáticamente el compás de la música y el ritmo".

Los jóvenes, que exteriorizan el movimiento que sienten en su interior, sin recibir el estímulo de la música, cosecharon un gran éxito en su primera actuación en Quito, donde recibieron un sordo aplauso.

El público expresó su satisfacción por el espectáculo levantando las manos al cielo y moviendo las muñecas, gesto que arrancó lágrimas en el auditorio y el escenario.

Camino, que se considera padre de algunos de estos niños, muchos de los cuales han crecido sólo con sus madres, abandonadas por sus maridos por tener un "niño problema", puso en escena lo que ellos pidieron.

Así, abrió el espectáculo con una actuación de payasos, en la que relató sus primeros contactos con los menores; siguió con los "choleríos", en los que describe las actividades de los cholos (mestizos) de los Andes y recreó las fiestas del Corpus Christi.

Los niños interpretan por sí solos el baile del Tejido de las cintas, el Chulla quiteño, las Fantasías marinas y la Primavera de los Andes, aunque en la danza "Huasipungo" cuentan con el apoyo del Ballet Nacional Jacchigua, cuyas actuaciones semanales sirven para financiar el trabajo con los menores.

Camino asegura que no quiere limosnas y agradece el apoyo del Ayuntamiento de Quito, que proporciona los locales donde ensayan los pequeños.

Sin embargo, reconoce que necesitan ayudas económicas para financiar el transporte de los menores, que ya tienen pactadas actuaciones en cuatro ciudades del país.

Las recaudaciones conseguidas en sus primeras funciones se han repartido entre los menores, que ya no sólo bailan, sino que han comenzado a pronunciar las vocales y se desesperan por formar sus primeras palabras, relata Camino.

"No bailan en silencio; ahora viven, respiran, ven. Recién empiezan a vivir a través de la danza" dice Camino, que con Jacchigua aspira además a reforzar la identidad del pueblo ecuatoriano y recuperar sus tradiciones.

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