El colegio de Educación Infantil y Primaria Santa Clara continúa con su programa Erasmus+, que tendrá continuidad el próximo año y que tiene como eje central la inclusión a través del deporte. Este año, como base, en el programa se han trabajado los deportes alternativos, mientras que el curso 2019-2020 las actividades se centrarán en los deportes paralímpicos. Los alumnos de quinto, a los que se dirige el programa, están participando esta semana en la iniciativa Tiempos Paralímpicos, un programa de difusión y sensibilización del deporte adaptado y paralímpico, promovido por la Junta de Castilla y León con la colaboración de la Federación de Deporte Adaptado regional, que les permite ponerse en la piel de personas con discapacidad.
En dos sesiones, los monitores Marta Moreno y Manuel Miranda, de la Federación de Deporte Adaptado, han trabajado con los alumnos tanto en deporte como en actividad física adaptados, y han realizado una introducción teórica sobre algunas de las modalidades deportivas que después los pequeños pusieron en práctica. Moreno y Miranda acercaron a los alumnos qué es el deporte adaptado, con un lenguaje claro y ejemplos que los propios niños fueron poniendo, como cuándo juegan al fútbol sin porterías y utilizan chaquetas o mochilas para marcar las líneas. «En ese caso adaptáis el material a la práctica deportiva, igual que el deporte se adapta al nivel por edad o por grado de discapacidad».
La importancia de incluir las diferencias entre integración e inclusión, la del esfuerzo o el vocabulario para así intentar «limpiar el vocabulario», fueron otros temas tratados en la parte teórica, para que conozcan la importancia de respetar a las personas con discapacidad, teniendo en cuenta que «se nos puede presentar en cualquier momento de nuestra vida». También informaron a los pequeños sobre la existencia de la Federación regional de Deporte Adaptado, donde las personas con discapacidad pueden acudir a recibir información e incluso llegar a competir en distintos deportes. Hay cinco tipos de discapacidad a nivel deportivo (visual, auditiva, parálisis cerebral, discapacidad física e intelectual) y detallaron ejemplos de deportes adaptados para cada una; después los pequeños pasaron a practicar, poniéndose en el lugar de los otros y conociendo los obstáculos a los que se enfrentan.
Divididos en grupos, los alumnos fueron practicando deportes como la ‘boccia’, especialmente pensado para personas con parálisis cerebral. Es un juego de estrategia similar a la petanca, por lo que hay que lanzar con la mano, pero si la parálisis impide el movimiento, se utilizan canaletas y un voluntario, opción que utilizaron los pequeños.
También probaron el ‘goalball’, el único deporte paralímpico específicamente para personas con discapacidad visual, en el que participan dos equipos de tres jugadores cada uno y que se basa en el sentido auditivo para detectar la trayectoria de la pelota en juego (que lleva cascabeles en su interior) y que requiere capacidad espacial para situarse en el lugar más apropiado e interceptar la pelota para que no entre en la portería. Las líneas del campo están en relieve, para que los jugadores puedan orientarse mejor, y es importante el silencio para escuchar el sonido.
Los escolares también jugaron al ‘sitting volleyball’ o voleibol sentado, deporte para personas con discapacidad física de miembros inferiores. Es una variante del voleibol, pero se practica sentado. Además, no se puede levantar la pelvis del suelo al golpear el balón y la altura de la red apenas supera el metro. Aunque para los alumnos parecía más una prueba o un juego, también ha sido deporte paralímpico el eslalon en silla de ruedas, indicado para personas con parálisis cerebral y que consiste en realizar un circuito de velocidad, destreza y habilidad. Para realizar este juego, desde la Federación pusieron a disposición de los pequeños una silla de ruedas con la que tenían que realizar un circuito y subir una pequeña rampa, una de las pruebas que mayor dificultad supuso para los pequeños.
Otra opción fue el hockey adaptado para personas con discapacidad intelectual, que se juega de forma similar al hockey, aunque cambiando los ‘sticks’ por picas y los discos por ‘rosquillas’, es decir, piezas con forma redondeada pero con un agujero central. Se trata de introducir la pica en el centro de la pieza y de esta manera ir moviéndola por el campo y lanzarla a los otros compañeros o hacia la portería. El último jugador que mete su pica en el centro, se queda con la pieza para el movimiento.
Con toda esta práctica, el Centro de Educación Infantil y Primaria Santa Clara, que es de nueva tipología de referencia de motóricos, avanza un paso más en ‘El deporte educativo como medio para la inclusión’, título del proyecto que está desarrollando dentro del Erasmus Plus y que consiste en conocer y practicar juegos y deportes más igualitarios, entre otros objetivos.