Aproximadamente 5.000 millones de personas en todo el mundo siguen “desprotegidas” contra las grasas trans “dañinas”, lo que aumenta su riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca y de morir
Así lo denuncia el informe ‘Cuenta atrás para 2023-Informe de la OMS sobre la eliminación mundial de grasas trans 2022’, publicado este lunes por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en colaboración con la entidad sin fines de lucro Resolve to Save Lives y según el cual desde que esta agencia de la ONU pidió por primera vez la eliminación global de las grasas trans producidas industrialmente en 2018, con un objetivo de eliminación establecido para 2023, la cobertura de las políticas de mejores prácticas en la población “se ha multiplicado casi por seis”.
En concreto, 43 países ya han implementado políticas de “mejores prácticas” para “abordar” las grasas trans en los alimentos, con 2.800 millones de personas protegidas en todo el mundo, si bien, a pesar del “progreso sustancial” que ello supone, todavía hay 5.000 millones de personas “en riesgo por los devastadores impactos en la salud de las grasas trans”, por lo que juzgó “inalcanzable en este momento” el objetivo global de su eliminación “total” a lo largo de este año.
Actualmente, nueve de los 16 países con la proporción estimada más alta de muertes por enfermedades coronarias causadas por el consumo de grasas trans no cuentan con una política de mejores prácticas y ellos son Australia, Azerbaiyán, Bután, Ecuador, Egipto, Irán, Nepal, Pakistán y República de Corea.
La OMS recordó que las grasas trans producidas industrialmente, también llamadas ácidos grasos trans producidos industrialmente, se encuentran comúnmente en alimentos envasados, productos horneados, aceites de cocina y productos para untar y que la ingesta de grasas trans es “responsable” de hasta 500.000 muertes “prematuras” por enfermedad coronaria cada año en todo el mundo.
Para la organización, hay “dos alternativas” de políticas de “mejores prácticas” en este ámbito, como son establecer un límite nacional obligatorio de dos gramos de grasas trans producidas industrialmente por cada 100 gramos de grasa total en todos los alimentos y la prohibición nacional obligatoria de la producción o el uso de aceites parcialmente hidrogenados como ingrediente en todos los alimentos.
En este punto, subrayó que, si bien la “mayoría” de las políticas de eliminación de grasas trans hasta la fecha se han implementado en países de ingresos altos, “principalmente” en América y en Europa, un “número creciente” de países de ingresos medios están implementando o adoptando estas políticas, incluidos Paraguay, Filipinas y Ucrania, entre otros, y también “se están considerando” en México, Nigeria y Sri Lanka en 2023.
Este año, la OMS recomendó que los países se centren en el desarrollo e implementación de políticas de mejores prácticas, en hacer seguimiento y vigilancia, en abordar técnicas de reemplazo específicas para las grasas trans o en llevar a cabo regulaciones regionales y alentó a los fabricantes de alimentos a eliminar las grasas trans producidas industrialmente de sus productos, “alineándose” con el “compromiso” asumido por la Alianza Internacional de Alimentos y Bebidas.
En este sentido, reclamó a los principales proveedores de aceites y grasas que eliminen las grasas trans producidas industrialmente de los productos vendidos a los fabricantes de alimentos en todo el mundo.
A este respecto, el director general de la OMS, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, puntualizó que estas grasas “no tienen ningún beneficio conocido y entrañan enormes riesgos para la salud que generan enormes costos para los sistemas de salud”. “Por el contrario, eliminar las grasas trans es rentable y tiene enormes beneficios para la salud”, abundó, convencido de que son una sustancia química “tóxica” que “mata” y “no deberían tener cabida en los alimentos”, por lo que, a su juicio, “es hora de deshacerse de ellas de una vez por todas”.
Por su parte, el presidente y director ejecutivo de Resolve to Save Lives, Tom Frieden, alertó de que el “progreso” en la eliminación de las grasas trans “corre el riesgo de estancarse y las grasas trans continúan matando personas”. “Cada gobierno puede detener estas muertes prevenibles aprobando una política de mejores prácticas ahora”, abundó, para aseverar que “los días en que las grasas trans matan a las personas están contados, pero los gobiernos deben actuar para poner fin a esta tragedia prevenible».