La opinión pública asocia a menudo discapacidad intelectual y delincuencia, pero la existencia de una relación directa entre ambos fenómenos es puesta en duda en esta obra. El libro subraya, por ejemplo, que la pobreza, las carencias sociales y otros factores se asocian con la discapacidad intelectual; que las personas con esta condición tienen más posibilidades de ser declaradas culpables en un juicio y que están sobrerrepresentadas en los centros de reclusión. Reconociendo que el confinamiento en instituciones de cuidados de larga duración, o en hospitales de alta seguridad, ha sido habitual entre las personas que delinquían y presentaban algún tipo de discapacidad intelectual, este volumen aboga por la desinstitucionalización y por impulsar servicios comunitarios que den una cobertura mejor y más directa a las necesidades reales de estos pacientes. Además, la publicación subraya la idoneidad del involucramiento de los usuarios en los servicios que se les prestan, aunque las personas con discapacidad intelectual parezcan tener mayores impedimentos para lograr tal objetivo. Para ello, se debe asegurar que los profesionales reciban una formación que les permita gestionar casos conflictivos o de carácter violento. Mediante esta estrategia, sostienen los autores, se podría monitorizar tanto a los pacientes como a los servicios procurados, y anticipar consecuencias y necesidades futuras para una mejora continua de los servicios provistos. Con el fin de avanzar en este camino, la presente publicación ofrece una visión general tanto de los comportamientos conflictivos de las personas con discapacidad intelectual como de los servicios y tratamientos que debería dárseles.
Información recogida de Gizarteratuz (2010, marzo) 2