Ningún familiar está preparado de entrada para convivir con una grave discapacidad. La comunicación y la relación con la persona que la padece, sea debida a una causa congénita, un proceso neurodegenerativo o un daño cerebral, deben ser construidas a partir de la observación, la escucha, la proximidad y el intercambio sensible y recíproco. Todo ello requiere la puesta en marcha de habilidades y propuestas comunicativas que no siempre están en nuestro repertorio habitual, y que necesitan hacerse un hueco en el proceso de adaptación a la nueva situación.
El daño cerebral invisible. Alteraciones cognitivas en TCE, ictus y otras lesiones cerebrales. 4ª ed.
El libro cuenta, de forma amena ―muchas veces incluso divertida― y muy cercana al lector, la experiencia de la autora, la psicóloga clínica Aurora Lassaletta,