La proliferación de herramientas de información y comunicación ha levantado expectativas considerables sobre su contribución al desarrollo personal y social de las personas con necesidades especiales. Esto ha llevado a prestar una gran atención en los propios recursos descuidando, en ocasiones, que el problema no radica en con qué comunicarse, sino con quién. En este artículo argumento que si bien es cierto que la continua evolución de estas herramientas permite mejorar los aspectos técnicos de la comunicación, no es menos cierto que esto no es suficiente. La transformación de la escuela y la sociedad de un lecho de Procusto a una cultura de la diversidad como valor, pasa por el reconocimiento y la transformación de la cultura de la homogeneidad y el cambio fundamental de mentalidad que esto representa.
Resumen tomado de la conferencia