A la hora de hacer una aproximación a la salud mental conviene, más que nunca y a fuerza de parecer evidente, partir de la definición que del término salud realiza la Organización Mundial de la Salud (OMS): “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Es necesario hacerlo precisamente para destacar que, a la hora de analizar la realidad en la que se mueven los seres humanos, no debemos aislar ninguno de los tres “bienestares”, si no queremos obtener unos resultados parciales, poco consistentes y que con alta probabilidad nos conducirán a diagnósticos y conclusiones erróneas. Diversas investigaciones indican que la alta frecuencia de problemas de salud mental está asociada, fundamentalmente, con la pobreza, bajos niveles educativos, desestructuración social y desempleo. Distintas circunstancias relacionadas con la situación laboral como desempleo, estrés laboral, bajas prolongadas por enfermedad, permisos por maternidad, discapacidad o jubilación, se señalan como factores de riesgo de sufrir trastornos mentales.
(Resumen recogido del CEDD)