Tras más de veinte años de la aprobación de la Ley de integración social del minusválidoEn el SID sugerimos utilizar la palabra o expresión Persona con discapacidad en su lugar. (LISMI, 1982), con la que se iniciaba el reconocimiento progresivo de las personas con discapacidades como sujetos de derechos y no como meros objetos de tratamientos o de asistencia, hemos querido profundizar en la situación de las personas con discapacidad intelectual en el ámbito laboral.
Desde la aceptación de los principios de normalización, integración, inclusión, personalización y participación de las personas con discapacidad intelectual en la vida cultural, social y económica adquiere sentido el trabajo que hemos realizado: analizar las experiencias laborales de diez jóvenes del Proyecto Aura de Barcelona, en la modalidad de trabajo con apoyo como la opción más normalizadora para la inserción laboral de personas con discapacidad intelectual en el mercado competitivo.
El objetivo general de la investigación ha sido analizar el comportamiento de las variables – personales, laborales y sociales – que pueden ayudar a predecir el éxito en el encaje de un trabajador con discapacidad intelectual en una empresa ordinaria en la modalidad de trabajo con apoyo y si éste contribuye en la calidad de vida del trabajador.
En los procesos de inserción laboral intervienen e interaccionan múltiples factores, procedentes de diversas dimensiones relacionadas entre sí: los jóvenes con discapacidad intelectual, su familia, la formación previa, el entorno laboral, la formación recibida en la empresa, la relación con los compañeros de trabajo, etc. Estos factores tienen una incidencia diferente en cada caso.
Hemos analizado las historias laborales de las diez personas objeto de estudio, hemos recogido información de los protagonistas de la investigación -los diez jóvenes con discapacidad intelectual-, de sus familias, de sus preparadores laborales y de los apoyos naturales que tienen actualmente en la empresa donde trabajan. En todos los casos hemos analizado la relación entre las variables de la persona, del lugar de trabajo y de los apoyos que recibe el trabajador para ver si influyen en su calidad de vida.
Los resultados obtenidos nos han permitido formular conclusiones que, por un lado, pueden tener implicaciones en la intervención de los profesionales en el diseño de programas para personas con discapacidad intelectual y, por otro, permiten formular algunas sugerencias en la aplicación de esta metodología de inserción laboral. Indicamos a continuación algunas de las más relevantes. Respecto a la percepción de la calidad de vida en los diez casos, y basándonos en la escala de Schalock y Keith, 1993, en general se constatan unas puntuaciones bastante altas en las subescalas de competencia / productividad y satisfacción, mientras que en las subescalas de autodeterminación y pertinencia social los resultados han sido bastante más bajos.
L'AAMR, 2002, insiste en que si se proporcionan las ayudas adecuadas, las personas con retraso mentalEn el SID sugerimos utilizar la palabra o expresión Discapacidad intelectual en su lugar. pueden mejorar su funcionamiento en la vida diaria y disfrutar de una vida más integrada y plena. Nuestros resultados destacan las figuras del preparador laboral y del supervisor natural como ayudas personales que hay que proporcionar al trabajador con discapacidad intelectual a lo largo de toda su vida laboral. La intensidad de la ayuda proporcionada será diferente en cada caso y en el transcurso de la vida laboral de la persona, pero necesaria para el mantenimiento del puesto de trabajo
Información recogida de Teseo (Bases de datos de las tesis doctorales leídas en las Universidades Españolas del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte)