Los hallazgos de la investigación internacional son muy consistentes en la necesidad de promover cambios que favorezcan la equidad y la inclusión en los sistemas educativos. Sin embargo, las políticas que organizan las escuelas y las prácticas que se desarrollan en ellas siguen muy distanciadas de esos análisis científicos. La pregunta es evidente: ¿Qué estamos haciendo mal? Probablemente uno de los principales factores que entorpecen este proyecto es una concepción del cambio educativo equivocada, así como de la forma en que construimos conocimiento. Este texto pretende adentrarse, junto a destacados investigadores e investigadoras, en algunos de los desafíos que este paso supone para formar futuros docentes que pongan la inclusión y la equidad en el primer plano de sus concepciones y prácticas educativas, pero también para promover la inclusión en las aulas universitarias, en sus investigaciones y en la transferencia del conocimiento.
En este contexto, las universidades necesitan reconocer nuestras contradicciones y poner en marcha nuevas propuestas de construcción de conocimiento y acción con nuestro alumnado y las comunidades escolares. Porque la educación inclusiva requiere un esfuerzo colectivo en el que nadie es prescindible.