Durante los últimos diez años ha habido en muchos países un interés creciente por la dislexia o por las dificultades específicas de aprendizaje no sólo entre los científicos y otros profesionales, sino también en la sociedad en general. A pesar de que algunas personas, con dificultades de lectura y escritura, aún dudan en revelar su discapacidad, muchos ya debaten abiertamente los problemas que encuentran en un mundo lleno de letras. Esta sinceridad ha favorecido un entendimiento más profundo de la dislexia y de los problemas relacionados con esta discapacidad invisible que afecta alrededor del 8% de la población mundial.
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