Cuando una persona sufre daño cerebral toda su red social se ve afectada, y con especial intensidad su familia.
Su presentación situará a la familia en una situación de riesgo psicosocial: la propia de una situación de crisis accidental grave fruto de un acontecimiento adverso, que demanda a las personas
protagonistas de la crisis exigencias de resistencia y cambio abrumadoras.
La presentación accidental, sorpresiva e imprevista (incluso nunca imaginada), que unida al frecuente y a veces prolongado compromiso vital de la persona con Daño Cerebral, y a la respuesta sanitaria urgente y extraordinaria, conforma en su fase inicial una experiencia dramática para la familia, en la que a menudo sus integrantes sólo pueden participar como espectadores de su propia vida.
Este origen del cambio vital influirá, a veces determinantemente, en muchas percepciones, actitudes, atribuciones, vivencias y conductas que se manifestarán a lo largo del proceso evolutivo que ahora aún sólo está en sus comienzos.