La pandemia producida por la COVID-19 ha supuesto un gran impacto en la vida de todas las personas. La incertidumbre sobre la enfermedad, especialmente en los primeros meses, la preocupación por la salud, el distanciamiento con nuestros seres queridos, la preocupación por el empleo o la situación económica.
La pandemia de COVID-19 ha traído consigo medidas de salud pública sin precedentes con el objetivo de prevenir la propagación del virus. Además de medidas de prevención como el uso de mascarillas o la distancia física, hemos vivido situaciones como el confinamiento en los hogares, el cierre de colegios, la paralización de ciertos sectores de empleo y el cierre de servicios, entre otras circunstancias, que son ejemplos de factores estresantes que hemos tenido que afrontar. Nos hemos enfrentado a cambios en nuestros hábitos, costumbres y rutinas, así como en nuestras relaciones interpersonales. Todos estos hechos han sido repentinos e inesperados, lo que ha supuesto una dificultad añadida en el afrontamiento de la situación, produciéndose adaptaciones muy diferentes entre las personas.