Los profesionales de los servicios para personas con discapacidad intelectual se enfrentan a grandes retos. Retos dirigidos tanto a mejorar los resultados personales, tratando de potenciar la autodeterminación, el bienestar emocional y la integración, como apoyo a necesidades básicas o la seguridad física. Estos resultados pueden llegar a ser más difíciles de lograr cuando la persona además presenta comportamiento problemático.
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