Famma denuncia la situación a la que se ven abocadas en la actualidad numerosas personas del colectivo, especialmente las que tienen movilidad reducida y son usuarias de silla de ruedas, cuando precisan desplazarse por la Comunidad de Madrid para acudir a una entrevista de trabajo, dado que la falta de accesibilidad provoca, según constató Famma recientemente, que tengan que realizar “carreras de obstáculos” de horas de duración.

Lejos de constituir casos aislados, Famma detecta que, cada vez en mayor medida, los usuarios de silla de ruedas se encuentran en las instalaciones y recintos del transporte público con ascensores fuera de servicio, rampas que no funcionan debidamente (o que no se pueden usar porque no existe personal de apoyo auxiliar), así como escalones o barreras físicas importantes, especialmente en el extrarradio de la capital. No en vano, el último episodio de estas características lo vivieron el pasado día 30 de abril cuatro personas con discapacidad (tres usuarias de silla de ruedas) que participan en los programas de autonomía personal de la Federación. Ese día, todas ellas estaban citadas a media mañana en la sede de una empresa a las afueras de Madrid, y, pese a salir del piso en el que habitan (en el que se desarrolla el citado programa) al filo de las siete de la mañana, no pudieron llegar al lugar en el que debían presentarse hasta cuatro horas más tarde, tras sortear numerosas barreras, sobre todo físicas.

La carrera de obstáculos sólo cesó al llegar a la empresa (sus instalaciones eran accesibles). Ascensores que permiten el acceso a la red de metro fuera de servicio, barreras arquitectónicas en las isletas donde embarcan y desembarcan los viajeros de autobús con movilidad reducida, vehículos que invaden el espacio de tránsito peatonal de las aceras o obras que no cumplen con la ley de eliminación de barreras de la Comunidad Madrid convirtieron el trayecto en una verdadera odisea.

Así lo recuerda F.J.S., uno de los usuarios de silla de ruedas que acudió a la entrevista. “Es vergonzoso que la red pública de transporte no sea totalmente accesible, ya que siempre te encuentras con imprevistos de esta clase que te limitan”, reitera. Los cuatro jóvenes, tras realizar la entrevista, se dispusieron a volver hacia el sur, hacia Rivas (donde se halla el piso). El trayecto fue idéntico: otras cuatro horas de duración con barreras físicas de por medio (ocho horas el trayecto de ida y vuelta). A una persona sin discapacidad, el trayecto le hubiese supuesto poco más de una hora de ida y otra de vuelta.

Por último, Famma reitera que este caso constituye sólo la “punta del iceberg”, dado que son frecuentes los testimonios de similares características que llegan a la Federación (impiden la integración laboral del colectivo) y que alertan de las dificultades con las que se encuentran los usuarios de silla de ruedas cuando se disponen a disfrutar de su tiempo de ocio, así como cuando necesitan acudir al médico o a una entrevista de trabajo. Es importante recordar que las barreras físicas contribuyen a la exclusión social de las personas con discapacidad y quevulneran los preceptos establecidos en la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.