Este artículo analiza cómo los puntos gatillo miofasciales (PGM) pueden relacionarse con la disfunción musculoesquelética (DME) en el lugar de trabajo y lo que se puede hacer para tratarla. La causa de gran parte de esta DME y del dolor resulta enigmática para la medicina moderna, además de muy costosa, del mismo modo que la causa de los PGM ha sido elusiva durante todo el siglo pasado, pese a una amplia literatura que resulta confusa debido a abordajes estrictamente regionales y a una, al parecer, interminable variedad de denominaciones. Los PGM son activados por sobrecarga muscular aguda o persistente, la cual es característica de la DME producida en el medio laboral. Los PGM pueden afectar a cualquiera de los músculos del cuerpo, y a veces a gran número de ellos, constituyendo una causa importante y compleja de dolor musculoesquelético.
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Las características clínicas y etiológicas de los PGM han sido poco exploradas por los investigadores, lo cual ha conducido a una falta de formación de los profesionales sanitarios y a una infravaloración de su importancia clínica. Los PGM no tienen un criterio diagnóstico de referencia, ni disponen de ninguna prueba rutinaria de laboratorio o de diagnóstico por imagen. Los PGM requieren una exploración específica no rutinaria y un tratamiento específico del músculo para un alivio rápido cuando se encuentra agudo, además de la resolución de los factores de perpetuación cuando es crónico.
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Tras descubrirse la falsedad de una premisa decisiva, los estudios electrodiagnósticos están efectuando actualmente unos progresos alentadores hacia la clarificación de la etiología de los PGM basándose en el modelo de 5 o 6 pasos de feedback positivo de la hipótesis integrada. Se mencionan las necesidades investigadoras específicas. Los PGM son tratables y merecen una consideración y una atención mayores por parte de investigadores y clínicos
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Resumen realizado por el/los autores recogido del propio artículo