El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es la enfermedad psiquiátrica más frecuente en pediatría y la causa principal de fracaso escolar. Es causa y coexiste en ocasiones con procesos más graves como el trastorno oposicional desafiante (TOD) y el trastorno disocial (TC). Este último se presenta en menores de 10 años y adolescentes y produce falta de integración escolar, ruptura de normas sociales e incluso comisión de actos delictivos. Se presenta el caso clínico de un niño de 10 años que consulta por fracaso escolar y alteraciones de la conducta en casa y en el colegio.
Con el diagnóstico preliminar de trastorno de conducta disruptiva, se deriva a la Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil donde se establece el diagnóstico definitivo de trastorno disocial en niño no socializado. El tratamiento con metilfenidato mejora notablemente tanto su rendimiento académico como su comportamiento. El papel del pediatra de Atención Primaria ante el TDAH debe consistir en la detección precoz, el inicio del tratamiento cuando sea oportuno y el seguimiento para verificar la respuesta terapéutica. En este proceso es esencial un diagnóstico precoz ya que puede facilitar el desarrollo normal del paciente y evitar la evolución hacia un trastorno más grave.
Resumen tomado de la revista