El examen neuropsicológico es clave en el diagnóstico de las demencias, ya que definimos un síndrome demencial como aquel deterioro de la memoria y de al menos otra área cognoscitiva lo suficientemente grave como para afectar las actividades laborales, sociales y de relación con el medio ambiente en general. Además, proporciona medidas fiables que nos permiten seguir longitudinalmente un síndrome demencial progresivo y puede determinar las limitaciones funcionales de los pacientes en la vida diaria.
Según su patrón cognoscitivo, existen varias formas de presentación de la enfermedad de Alzheimer (EA): 1. Los pacientes con la variante del lóbulo temporal presentan una progresión lenta; 2. Los enfermos con un desproporcionado deterioro del lenguaje pueden progresar más rápidamente; 3. El síndrome ‘disejecutivo’ aparece en estadios tempranos y puede presentarse antes de que el síndrome demencial sea evidente, y 4. Algunos pacientes pueden tener inicialmente sólo un deterioro de la memoria visual con una relativa preservación de la memoria verbal. La existencia de un tratamiento que puede modificar el curso de la EA nos brinda la oportunidad de examinar cómo el patrón neuropsicológico se modifica con la medicación, y de comenzar a utilizar tests que examinen el comportamiento cognoscitivo en las actividades de la vida diaria.
Resumen tomado de la revista